Que se atengan a las consecuencias
aquellos que faltan a la palabra dada en post de la paz social (antiguo
concepto que no creí nunca aunque respetaba). Que luego no se quejen los
gobiernos que sin legitimidad moral alteran sus programas con mentiras y
embustes, y abandonan a las bases de su poder, los proletarios y
ciudadanos. Que no pidan clemencia Rajoy y sus mercados cuando
retornemos al poder los soberanos de la tierra, porque no nos temblará
el pulso ni a nosotros ni a nuestros hijos para cargar con ira contra la
maldad de sus actos.
El corte profundo a las necesidades
básicas. El robo descarado y premeditado a las arcas sociales. El
desmantelamiento de derechos ganados a pulso con la consecución de
obligaciones. La retirada de vendas de la justicia española. La
contagiosa avaricia de poder y entrega a la malversación. La grosera
estupidez académica de nuestros gestores y dirigentes. El doblegamiento
servil y medieval a los mercados supraneoliberales. El cultivo de la
pobreza para los más débiles. La desvergüenza política mayor con
indecencia ética. La socialización de una deuda privada pagada con el
sudor de todos los ciudadanos limpiando las heridas del capitalismo
muerto en estado de embriaguez absoluta con medidas puramente
socialistas, para pagar sí que quieren socialismo.
Y muchas más aseveraciones serían
posibles enumerar sobre un sistema podrido y consciente de su
podredumbre. Conocedor de sus males y basado en el mal ajeno como modo
de crecimiento. Su sed y gula de egoísmo es aún más notable cuando nos
quitan lo nuestro ya sin caretas, con el aparato de represión dispuesto a
ayudar a la indiferencia que se nos muestra.
Ahora que han sacado su rostro sin
vergüenza, ahora que han decidido aplaudir sus medidas irresponsables en
aras de una democracia vacía, que no esperen más que la defensa frontal
de una clase obrera que se va a mostrar hostil conmigo como un soldado
más.

Será poco a poco, será una infección
ideológica cruel con los postulados y planes económicos mundiales que
destrozarán las mentiras y estrategias atontadoras existentes. Los
pueblos tomarán conciencia de su suerte y se unirán de nuevo para lograr
justicia y reparto equitativo de la riqueza. Muchos comenzamos hoy otra
guerrilla rota la tregua por el enemigo común. Muchos gestamos ya el
poso de unos cimientos que no se podrán derruir en nuestras mentes. Este
es el comienzo del fin del imperio de la maldad, las políticas
capitalistas morirán agónicamente alentadas por su propia codicia.
Juan Carlos Manterola.
Militante Agrupación Servicios “Josefina Samper” del PCE Aragón
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