Conociendo ya el texto del pacto, puede hacerse una comparación concreta entre la situación actual y como quedarán las pensiones cuando acabe la aplicación de esta reforma.
CASO: 65 AÑOS DE EDAD CON 35 AÑOS COTIZADOS.
Antes de la reforma: Puede acogerse a la jubilación ordinaria y cobraría el 100% de la pensión teórica (base reguladora) por tener cotizados los años exigidos (35).
Con la reforma: No tendrá derecho a la jubilación ordinaria por no tener 38’5 años cotizados, con lo cual tendría que trabajar hasta los 67 años. Podría jubilarse anticipadamente, pero con las siguientes reducciones en su pensión:
Reducción por no tener cotizados los 37 años que dan derecho al 100% de la pensión: 2’27% anual x 2 años = 4’54%.
Reducción por anticipar la jubilación antes de la nueva edad legal (67 años): 7’50% anual x 2 años = 15%.
Reducción total: 4’54 + 15 = 19’54%.
Pensión antes del pacto 100% Pensión con el pacto 80'46%
Pero también empeoran las condiciones para todo aquel que no llegue a los parámetros exigidos.
JUBILACIÓN ANTICIPADA:
Antes de la reforma, el coeficiente medio de reducción de la pensión era del 7% por cada año de anticipación (un mínimo del 6% y un máximo del 8%, dependiendo de los años cotizados). Con la reforma habrá un coeficiente único del 7’5%.
Antes de la reforma, el coeficiente medio de reducción de la pensión era del 7% por cada año de anticipación (un mínimo del 6% y un máximo del 8%, dependiendo de los años cotizados). Con la reforma habrá un coeficiente único del 7’5%.
FALTA DE COTIZACIONES PARA TENER DERECHO AL 100% DE LA PENSIÓN:
Antes de la reforma se exigían 35 años cotizados y la pensión se reducía un 2% por cada año que faltaba. Con la reforma, la reducción de la pensión será del 2’27% por cada año que falte; además, como los años exigidos suben a 37, esto significa que las personas con 35 y 36 años cotizados, que ahora cobran el 100%, verán recortada su pensión inevitablemente.
Pero lo más importante es comprender que este recorte de las pensiones no hacía falta. Se justifica con dos argumentos principales: el aumento de la esperanza de vida y que, en el futuro, el aumento del gasto en pensiones será insostenible. Los dos son falsos.
ESPERANZA DE VIDA:
La mentira radica en identificar esperanza de vida con longevidad. Pero el aumento de la esperanza de vida no significa automáticamente que la gente prolongue su vida el mismo tiempo. La esperanza de vida es una media estadística calculada a partir de las edades de defunción de los ciudadanos de un país. Por tanto, en ella no sólo influye la edad a la que mueren los viejos, sino la de toda la población. El factor fundamental que explica el aumento de la esperanza de vida en el Estado español es el
La mentira radica en identificar esperanza de vida con longevidad. Pero el aumento de la esperanza de vida no significa automáticamente que la gente prolongue su vida el mismo tiempo. La esperanza de vida es una media estadística calculada a partir de las edades de defunción de los ciudadanos de un país. Por tanto, en ella no sólo influye la edad a la que mueren los viejos, sino la de toda la población. El factor fundamental que explica el aumento de la esperanza de vida en el Estado español es el
brutal desplome (de más del 80%) de la tasa de mortalidad infantil en las últimas tres décadas, que pasó de 18’88 niños muertos por cada mil nacidos en 1975 a solo 3’54 en 2008. Pero esto no es todo. Un sociólogo progresista tan reconocido como Viçens Navarro denuncia que la diferencia de longevidad entre la capa más pobre de la población española y la más rica es de ¡10 años! Incluso la duración de la vida es también una cuestión de clase.
GASTO EN PENSIONES:
Aparentemente, el argumento es irrefutable: si los jubilados crecen más que los trabajadores ocupados, el único resultado posible será la quiebra del sistema. Pero hay un problema: llevan muchos años utilizando este argumento y la realidad ya demostró repetidamente que es falso. Veamos los datos:
Aparentemente, el argumento es irrefutable: si los jubilados crecen más que los trabajadores ocupados, el único resultado posible será la quiebra del sistema. Pero hay un problema: llevan muchos años utilizando este argumento y la realidad ya demostró repetidamente que es falso. Veamos los datos:
1976 2009
Ocupados: 12.770.00 18.646.000
Pensionistas: 2.380.000 7.948.000
% de las pensiones en el PIB : 3% 9%
Es decir, entre 1976 y 2009 los porcentajes aumentaron como sigue:
Número de ocupados: Aumento del 47%.
Número de pensionistas: Aumento del 230%.
Peso de las pensiones en el PIB: Aumento del 200%.
Y a pesar de estos datos, la Seguridad Social no sólo no está quebrada, sino que disfruta de una salud excelente, con un superávit de 8.500 millones en 2009 y de casi 2.400 en 2010 y un fondo de reserva de 62.500 millones, el mayor entre todos los países del mundo que tienen un sistema de pensiones como el nuestro. ¡Y con un aumento de la esperanza de vida de casi 4 años en sólo década y media (1991-2007)! Y todo esto a pesar de que en el primer trimestre de 2010 las empresas debían más de 9.000 millones sólo en
cotizaciones aplazadas con el beneplácito de la Seguridad Social. ¿Como es posible esta milagro? Porque el aumento de la productividad del trabajo, causado por las nuevas tecnologías, provocó un gran incremento del PIB, es decir, ahora hay mucha más riqueza que en 1976 y por eso, aunque el gasto en pensiones se triplicó, no pasó absolutamente nada.
Pues lo mismo pasará en el futuro. Es mentira que las pensiones estarán en peligro cuando en 2050 el gasto alcance el 15% del PIB. La media europea del gasto en pensiones ya está en el 12%, Francia gasta el 13’3%, Italia gasta el 14’4%... Lamentablemente, hay dirigentes sindicales que, en vez de darle credibilidad a los economistas de izquierdas, dan por buenas las falsedades de los “expertos” pagados por el capital, los mismos que hace 15 años ya nos decían que la Seguridad Social estaría quebrada a estas alturas.
Durante los años de boom económico, los grandes superávits de la Seguridad Social fueron entregados a los empresarios vía subvenciones o exenciones. No puede ser que, ahora que los ingresos disminuyen, la única opción sea el recorte de las pensiones. Hay alternativas:
Fin de todas las bonificaciones o exenciones de las cuotas empresariales a la Seguridad Social.
Cobro de los miles de millones de euros de cuotas empresariales pendientes.
Subida del Salario Mínimo Interprofesional y plena equiparación salarial entre hombres y mujeres, medidas que significarían más cotización y, por tanto, aumentarían los ingresos de la Seguridad Social.
Aplicación de la separación de fuentes acordada en 2006 (es decir, que las pensiones no contributivas y los gastos de administración de la Seguridad Social, que suman más de 3.000 millones de euros anuales, se paguen a cargo de los Presupuestos Generales del Estado).
Hay dinero, pero todo lo están llevando los capitalistas. Basta de darle dinero a los que causaron esta crisis. ¡Expropiación de la banca ya!
Sector Crítico de CCOO. Ferrol, 15 de febrero de 2011
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